Se puede tocar con las palabras lo que no se ve con los ojos, se puede besar con poesía los labios que yacen dormidos; se puede también por un instante infinito... "¡Cambiar el mundo¡".

miércoles, 16 de mayo de 2018

Cosas rotas y la suma de los días


Por esas cosas innecesarias, por esas hojas sin motivos, por esos fantasmas dormidos, por esos momentos vividos, por esas miradas de ayer que hacen del hoy un sueño cumplido.



 Lo hice: por fin bote el candelabro  roto, ese que se cayó para el último terremoto;  limpiando la repisa volví a romper un florero que había pegado hace dos veranos; mis delfines sin el reloj tic- tac dejaban notar  la ausencia de los segundos; también  cambié el jarrón clisado; eliminé tazas y platos saltados; traspasé luego de cuatro meses de intento toda la información  actualizada a mi nueva agenda; acomodé mi nuevo rincón literario; reorganicé la bodega; quemé papeles del baúl de mis recuerdos que aprisionaron el pasado; saqué la cartera que guardé por si algún día cambiaba la correa mala.... ¡y así!!...  sumé tantas cosas al destierro, esas que guardé por tanto tiempo acumulando polvo, heridas y telarañas.

El apego que tenía hacia ellas de a poco fue soltando amarras, las miré largo rato antes de vaciarlas al tarro de la basura, les saqué la mejor foto de los momentos vividos, me guardé la expresión de adiós de mi rostro que sin dolor se despedía de ellas. Poco a poco el peso de mi cuerpo de largos años se iba haciendo ligero, mis canas se pintaron de negro, la casa recobraba espacios jamás imaginados, por fin pude ver luz en la oscuridad  de mi aletargado silencio.

Y así continúe por meses que me parecieron eternos, reconstruyendo mi hogar y a la vez  destruyendo capítulos que no son necesarios para seguir avanzando, restauré las paredes de mi estancia, encontré en ese extenso recorrido por mi yo interno motivos y razones para seguir escribiendo... Sí!!   hasta lágrimas de impotencia me ahogaron en llanto, el tiempo corría de prisa y nada avanzaba a la velocidad que  había planificado, sin embargo esa bofetada de la vida, junto al frío que llegó sin darme cuenta, paralizaron mi rostro y pude ver por primera vez los ojos de la madurez, los años se iban sumando y algo en mí había cambiado, eso era innegable...
Vivian Ceori

Pintura: Michael and Inessa Garmash