Así como la noche me abandona, así como el
amanecer pasa volando, y la tarde en los crepúsculos también me abandona.
Abandono lo que hiere y retomo mi vida para llenarla de emociones, vivencias y
vaivenes.
Abandono;
la
ausencia de besos y caricias.
Abandono;
el
silencio agonizante.
Abandono;
a las
ilusiones marchitas.
Abandono
el sonido de campanas
que hacen
temblar a mi corazón.
Abandono
la incertidumbre
que me da
tu amor.
Abandono
las palabras nunca dichas
y a la
noche y al ocaso
y hasta
el alba yo abandono.
Los
caminos y recuerdos
los
secretos y las verdades
abandono
y me renuevo
estiro
mis alas y vuelo.
Abandono
porque no amas
porque no
vibra mi alma
porque
apagaste la llama
porque
jamás seré tuya
porque
jamás fuiste mío.
Abandono
y no hay llanto
ni menos
quebranto
simplemente
escuche
lo que
tus labios callaron.
“Ceori”
Fotografía: Gastón Molina/Vivian
Hay
abandonos que son necesarios para poder encontrarse con uno mismo.