Se puede tocar con las palabras lo que no se ve con los ojos, se puede besar con poesía los labios que yacen dormidos; se puede también por un instante infinito... "¡Cambiar el mundo¡".
Mostrando entradas con la etiqueta Calor de hogar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Calor de hogar. Mostrar todas las entradas

miércoles, 17 de junio de 2015

Ya es mañana



Ojerosa y con el peso de una larga pesadilla, con el cuerpo congelado, desperté con el ruido de la madrugada, una sombra helada que me quitaba horas de sueño, y luego el alba que llegaba con voces misteriosas, aullidos de dolor, nubes negras y un aire salado que me reconfortaba. Mientras iba despertando buscaba calor por todos lados, ducha caliente, la estufa para terminar de vestirme, un café para respirar ese perfume que me transporta y que uso especialmente para abrigar las manos.

La mañana avanzaba, el frío aumentaba, los portones de las casas se abrían rechinando, para sacar los carros y llevar los niños al colegio, y el trinar de las aves ahuyentaba las nostalgias con el himno de la naturaleza, cuando todo se sosegaba, el  despertar se volvió tremebundo, suenan las sirenas con un llamado de alerta, un accidente ronda en las afueras de la carretera, ambulancias, bomberos todo se moviliza y mi tranquilo y sereno pueblo despierta con el alma en pena. ¡Y no es el pueblo no!, todos duermen, es mi corazón que siente tantas cosas, es mi despertar que me tiene con todos los sentidos atentos, son mis ojos que ven el mundo de otra manera, pero sin perder la esencia, sin negar que todo aquello que nos perturbe ha de desaparecer con el paso de las horas.

Queda media mañana para corregir este mal sueño, mientras escribo y comienzo a pintar el hoy, ese que quiero con el canto de mis gaviotas. Ya están sobre mi techo, ya huele a calor de hogar, el pan tostado en la cocina, la mermelada que va endulzar mi amanecer, una leche tibia y el sabor de un beso que despierta evocando el amor que todos necesitamos. Es el desayuno perfecto, mientras me cobijo en la manta de la esperanza y espero ver salir el sol por mi gran ventanal.
“Ceori”

 Imagen Hotel Les Fermes de Mar