Una rosa sueña con la
compañía de las abejas, pero ninguna aparece: El sol pregunta: - ¿no estás
cansada de esperar? - . –Sí – Responde la rosa
- , pero si cierro mis pétalos me marchito. (Del manuscrito encontrado en Accra – Paulo Coelho)
Hay momentos en que la
espera marca cada pétalo de la rosa, las estaciones van haciendo cambios, el
amor estuvo y marchó, o quizás jamás se le ha visto rondar por los jardines de
ella. Pero si uno anda en busca del amor, él se esfuma cual caballero veloz por
las tierras lejanas del desamor. A veces dar exceso de amor a quien no lo
siente con la intensidad de un poema, hace que la otra persona espere la misma
dosis. Pues no es así, en el amor ambos protagonistas ponen su cuota, y la
balanza a veces jamás llega a equilibrarse, porque uno siempre va dar más, y
aquel mismo se va a marchitar esperando que la retribución sea de la misma manera.
Entonces: qué le digo a ese
amor que habita en el ser:que aprenda a vivir de los momentos y a beber el agua
de la fuente ahora, que todo se agota, que todo fluye río abajo. Que no amarre,
que no traiga cadenas. En la medida que el amor se siente libre, hace que no pesen
las alas. Porque imponer un amor, porque obligar al corazón a que desmaye antes
los pies, sólo para sentir que se tiene algo seguro. Eso es esclavizar el alma
libre.
Dejad volar el amor cual ave
emigra en busca del abrigo y permanecerá apacible. Y no lloréis sobre el amor
que no existe, no os canséis de esperar, no exijáis. Permaneced en el jardín cuidando
que no se quemen las raíces…ya vendrá el tiempo en que la rosa abrazará con fuerzas perfumando el corazón
del ser amado.
“Ceori”
Por lo tanto, incluso cuando
el amor no aparece, continuemos abiertos a su presencia (Del manuscrito encontrado en Accra – Paulo Coelho).