Se puede tocar con las palabras lo que no se ve con los ojos, se puede besar con poesía los labios que yacen dormidos; se puede también por un instante infinito... "¡Cambiar el mundo¡".
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martes, 4 de agosto de 2015

Los colores del universo

Solía recostarme en el pasto, o en la blanda arena de mi playa y jugar con las estrellas al caer la noche, solía correr detrás del sol capturando sus rayos hasta caer el ocaso, solía dibujar figuras con las nubes, por las ventanas de mis aulas, y pintaba sin mucho arte pero llenaba mi mundo de colores. El arcoíris era el regalo más hermoso que mis ojos vieran en mi infancia después de varios días de lluvia. Las mariposas rodeaban mis ilusiones en primavera, los versos de amor se encendían con la llegada del verano y el bosque era un laberinto de juegos que terminaban en las ramas de los árboles.

¡Ah que maravilla! Sigo haciendo lo mismo pero esta vez sin perder una coma de lo que inmortalizar los momentos significa. Fue entonces desde que era una niña que inventaba castillos en el aire, que dejaba que el viento besara mi cara y que el cielo es para mí el rostro de la divinidad. Fue ahí cuando el mar se ancló en mis ojos y comencé a estirar las alas.

El universo está tan lleno de colores como la vida de matices, somos los artífices de nuestras aventuras y también de las desventuras, ¡pero qué más da!, sin emociones la vida es una hoja muerta que pasa lerda con las horas infinitas.

Los momentos se viven con el regocijo del alma, y hacen pasar las horas tan veloces que queremos detener el tiempo, para seguir admirando aquello que nos hizo sentir que tocamos los astros del cielo. Todo a nuestro alrededor está lleno de colores, el universo nos entrega ese abanico para abrirlo y convencernos de que vivimos en un eterno paraíso.

Recojamos esos momentos de ayer que nos hicieron sentir vivos, y hagamos que brille la mirada sabiendo que la esencia no se ha perdido, que el paso de los años no desgaste los colores, mas bien que cada día se enciendan, porque vamos por la vida pintando, vamos entregando lo que somos y cada uno tiene acuarelas en su universo personal, manchemos los caminos con los colores de nuestras huellas y veremos sendas de esperanza.
“Ceori”
En honor a Ita Velasquez y Pilar Aguado de Riquer