De esas veces en que los latidos del corazón se
escuchan más allá de toda lejanía y suenan como tambores golpeando tu puerta.
Hace
rato que no sentía revolverse las mariposas en mi estomago, estabas ahí, con
tus palabras atascadas, pude sentir tu mirada, tu aliento, tu grito de agonía.
Estabas ahí y no me hablabas y yo estaba esperando que dieras el primer
paso. Solo uno…, para saltar de alegría, para que mis palabras se colgaran de
tu cuello y mis besos te estremecieran.
Te
hubiese confesado que te amo, que no hay día que no te recuerde, que te sueño
en la nostalgia de mi primavera y que anhelo tu placido otoño. Estabas
ahí ensimismado y yo estaba al otro
lado…, muda e ilusionada...
“Ceori”
Pintura: Nicola Simbar