Se puede tocar con las palabras lo que no se ve con los ojos, se puede besar con poesía los labios que yacen dormidos; se puede también por un instante infinito... "¡Cambiar el mundo¡".
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miércoles, 18 de mayo de 2016

Entre la razón y la poesía


Y jugaba..., a dibujar siluetas en la nada, a saciar su sed de amores ausentes, a buscar la leche del seno y el calor del vientre. Imaginaba entre sus manos el sabor de su piel,  blanca, aterciopelada, con olor a mujer y a la vez niña encantada, con su lienzo de letras  a su antojo lo manipulaba. 

Y lo llevó como hipnotizado por sus sendas misteriosas, arrancó al poeta escondido, confesó sus palabras, verso a verso, prosa a prosa, hasta que lo dejó desnudo, tanto que hasta el sudor de su frente se volvió poesía.

¡Y recitaba!, con su voz temerosa de ser descubierto. ¡Porque tenía que guardar el secreto. - ¡Que no sepa el mundo que suspiro por dentro!!. - La política no entiende de poesía -.

¡Y se refugiaba!, en las victorias de sus batallas ganadas, en los votos que podía sumar para su campaña. Pero vibraba cuando la musa lo invitaba a perderse en las habitaciones llenas de ecos y palabras.

¡Y luchaba!, por conservar su yo racional y público. Por ir de cara a la vida y no a los sueños. Por cambiar el pensamiento de un pueblo perdido. ¡Pero!,... ¡él hacia poesía!, él besaba con el pensamiento, él necesitaba alimentarse de su pluma...

Y pensaba en el mundo de ella. Lleno de versos y fantasías, de escaleras al cielo, de acuarelas y fantasmas, de música infinita, de amores reunidos y otros abandonados. Lo anhelaba para salir de su verdad y perderse en la mentira o viceversa. Pero él era poeta y lo negaba, y ella amaba ser “simplemente poesía”.


“Ceori”