Nochecita
en vela
que no es
en duelo
sino una
enorme dicha
de
escribir sonriendo
de
respirar tan fuerte
y sentir
cada latido
escuchar
las voces de afuera
sabiéndome
protegida en mi lecho.
Y con la
luna llena
llena de
poetas
que
asoman de noche
a plasmar
sus letras,
cada
estrella es uno
y cada
verso un mundo.
Es que la
pluma baila
se llena
de letras y notas
cada una
con un canto nuevo
mientras
las sombras
se cubren
de luces y campanadas,
mi alma
asoma danzando
con los
pasos de la alborada.
Se duerme
la pluma unas horas
y
despierta alborotada
buscando
los versos de la noche
para
terminar la tonada
recorre
los pasos nocturnos
mientras
aclara la mañana
y une dos
mundos en uno
con una
simple cincelada.
Basta una
leve pasada
por los
recuerdos de ensueño
y adorna
con mágicas letras
los ojos
de terciopelo.
“Ceori”