Volar no significa marchar, sino mas bien estar en un lugar distinto, pero no muy lejano. Es justamente ese viaje por el sol, por el mar, por el cielo, por la luna, el que nos hace sentir que todo valió la pena, que no hay nada que imponga un olvido. Porque cuando hay amor: es eterno, no existe amor a medias o en proporciones, es un amor que habita en ti a pesar de los interminables viajes que nos obliga hacer la vida.
Has partido y aunque no estés mirando el brillo de mis pupilas humedecidas, alcancé a mirar las tuyas como se dormían en tu lecho de un eterno sueño. Así será mi amor, tan eterno como tu silencio y tan infinito como el mar.
Un amor que va a desplegar las alas para tratar de alcanzarte y que va a hacer pausas para que no interrumpan mi pensamiento, un amor que no va a parar de buscarte y que se va detener a contemplar el horizonte. Que va a llorar cuando llegue la hora de extrañarte y que va a sonreír cuando vengan los hermosos recuerdos de ocasos y juegos al viento.
Y seguiré aquí, como pluma ligera, que se deja llevar por los vaivenes de la vida, que va a vivir cada pena hasta que ya no duela y que va a volver a sonreír porque la vida es bella.
"Ceori"
Fotografía: María Pilar López/España