Tiempos
de hojas secas en los rincones de mi mar, mientras voy abrigando las letras entre
mis cálidas manos que rozan mis memorias.
Ah!!...
como adoro volver a mis rincones, empaparme de mis sonidos, arroparme de mis
perfumes y respirar profundo con mis ojos cerrados escuchando ese bendito
silencio evocado. Silencio: creador, compañero y cómplice de mis
aventuras.
Re
aparezco entre mi tinta azul en pleno otoño, mientras voy regulando los latidos
de mi corazón después de tantos vaivenes y carreras contra el tiempo. Sujeto la
pluma acariciándola con mi puño y danzando en una hoja en blanco que terminará
manchada con las huellas del reencuentro.
Es
hermoso volver a casa, aun sabiendo que los viajes son necesarios. Se ama lo
que se extraña y se valora lo que ya se tiene. Pero siempre volveremos a
reincidir y abandonaremos nuestros rincones acogedores, <<es la Ley de la
vida>>. Es por eso que suelo profundizar
e inundarme de momentos, rescato
pequeñas cosas ordinarias, que hago extraordinarias, y jamás suelto el
sentimiento que me conecta hacia el puente de mis sueños. Puedo recorrer muchas
estaciones, pero siempre sé cuál es mi favorita. Es justamente esa claridad lo
que hace que mi camino siempre tenga una luz de esperanza titilando.
Me
encanta adentrarme en mi mundo, parece una burbuja invencible donde nadie puede
entrar a lastimarme, porque estoy tan ensimismada que nada hace que me vuelque
a mirar o escuchar el bullicio mal intencionado de lenguas contaminadas. Solamente
pongo oído a lo que merece mi atención, a aquello que considero realmente
importante.
Lo que
para algunos suele ser causa de frustración, para mí es una piedra más del
camino, ya sabemos que la vida tiene muchos desvíos para quedarse estancado
tratando de mover lo imposible. Buscad alternativas y encontraréis las soluciones.
“Ceori”