Por esas cosas
innecesarias, por esas hojas sin motivos, por esos fantasmas dormidos, por esos
momentos vividos, por esas miradas de ayer que hacen del hoy un sueño cumplido.
El apego que tenía hacia ellas de a poco fue soltando amarras, las miré largo rato antes de vaciarlas al tarro de la basura, les saqué la mejor foto de los momentos vividos, me guardé la expresión de adiós de mi rostro que sin dolor se despedía de ellas. Poco a poco el peso de mi cuerpo de largos años se iba haciendo ligero, mis canas se pintaron de negro, la casa recobraba espacios jamás imaginados, por fin pude ver luz en la oscuridad de mi aletargado silencio.
Y así continúe por meses que me parecieron eternos, reconstruyendo mi hogar y a la vez destruyendo capítulos que no son necesarios para seguir avanzando, restauré las paredes de mi estancia, encontré en ese extenso recorrido por mi yo interno motivos y razones para seguir escribiendo... Sí!! hasta lágrimas de impotencia me ahogaron en llanto, el tiempo corría de prisa y nada avanzaba a la velocidad que había planificado, sin embargo esa bofetada de la vida, junto al frío que llegó sin darme cuenta, paralizaron mi rostro y pude ver por primera vez los ojos de la madurez, los años se iban sumando y algo en mí había cambiado, eso era innegable...
Vivian Ceori
Pintura: Michael and Inessa Garmash