Se puede tocar con las palabras lo que no se ve con los ojos, se puede besar con poesía los labios que yacen dormidos; se puede también por un instante infinito... "¡Cambiar el mundo¡".
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lunes, 4 de enero de 2016

Pintar la vida

Deja de llover el cielo para dar paso a los colores, deja de dormir la flor para abrir sus pétalos. Vuelan al viento las ilusiones, en la veloz carrera por alcanzar los sueños, y las siluetas se vuelven versos  que caminan junto a nosotros.  


Hoy pintaré el día para ustedes, pues me será fácil, llevo tres días haciendo esto, remodelando los colores internos del alma. Dándole un cambio al hogar y a ratos salgo a dar largos paseos para respirar el perfume de mi puerto. El pasto amarillea en los llanos, el calor se ha vuelto osado, y el azul sublime del cielo, permite que las nubes jueguen incansables, me invitan a elevar la mirada y a no despegarme de ese paraíso eterno.

Hay colores que son vitales, jamás debe faltar el blanco,  ya que nos entrega pureza y llena de luz todos los espacios, el infatigable verde, que al verse regado del amor de las gotas cristalizadas,  nos deleita con su caricia natural de esperanza.  El  apasionado rojo, fiel reflejo de la sangre que corre por nuestras venas, el azul de mar y cielo, porque en él está la inmensidad del mundo, y el dorado, color de la abundancia que siempre nos saluda  desde el horizonte, acompañado del naranjo y violeta; perfume de lavanda, que emerge del café de la tierra,  no olvidemos el amarillo, que llama al astro sol  que todos llevamos dentro. Así tenemos de reserva el calor y la luz cuando nos hace falta.

De vez en cuando está bien remodelar algunas cosas que evitaban el fluir de la vida, me encantan los cambios, pero siempre os digo que para eso, no hay que perder la esencia. Me encanta colorear la habitación oscura del corazón que nos hace llover tristezas estancadas. Todo lo que sea renovación le hace bien al cuerpo y al alma.  Por eso pinto, para que las acuarelas sean parte de los elementos que hay que tener siempre a mano. Uno nunca sabe en qué momento se nos vuelve gris la mirada.

“Ceori”

Pintor: Paul Bond