Por estos días cálidos de
verano, estuve rodeada de mucha compañía, el viento se volvió caricia que
refrescaba las altas temperaturas que sacudían a mi país (Chile). Los paisajes fueron
amigables y caminar por la noche era un
verdadero placer. Aún más si me acompañaba la luna con su mágico resplandor plateado, haciendo regocijarse al mar. Renové un
par de cositas en casa, por no decir dejé la casa patas pa’ arriba, todo por
hacer más acogedores mi rincones. Y aprontándome para los días fríos de
invierno. Ah!!.... Tendré mucho calor de hogar.
Jamás dejé de disfrutar un
buen café. Uno de los vicios que me niego a dejar. Si he de privarme de
cosas, que sea de la tristeza y la soledad. Disfruté un par de conciertos al
aire libre en un pequeño bodegón cultural. Una no anda por la vida creando poemas así no más, hay que
alimentar el alma, hay que llenar esa despensa de emociones que hacen erizar la
piel. Y finalmente unas merecidas
vacaciones que me tienen con una pila, espero de larga duración.
Dejé muchos silencios en mi ventana, pero estaba ahí, sumergida en ese mar que me baña, y encandilada por los ocasos inextinguibles. sin embargo cada momento que vivo lo
plasmo y de alguna manera los tengo a todos siempre conmigo. A eso le llamo abrir la puerta del corazón para que todos habiten en mis sentires.
Y así me muestro sin poner velos en mi imagen, pero siempre tratando de guardar
un poco de misterio, es algo que me es
inevitable. Mis ojos sin misterio serían luceros apagados. Eso no es malo
cuando le pone brillo a tu vida. ¡Y por una vida feliz! – y anótese, el grado
de felicidad lo pone uno-. ¡Por esa vida a la que me aferro!, y por esas letras
que siempre me conquistan, estar de vuelta es mi mejor premio.
" Ceori”
Pintor:
Michael and Inessa