Se puede tocar con las palabras lo que no se ve con los ojos, se puede besar con poesía los labios que yacen dormidos; se puede también por un instante infinito... "¡Cambiar el mundo¡".
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viernes, 7 de septiembre de 2018

Cambios y proyectos

Otra vez huele a café por mis rincones, de a poco todo va volviendo a su lugar, no sé por dónde comenzar a dar la primera pincelada, mientras tanto voy sacando de mi interior los ingredientes que derramaré en esta hoja, tal vez no sean suficientes para abarcar todos los silencios que he hecho o tal vez lo justo y necesario para un nuevo comienzo.




Es invierno todavía… aquí los cambios de estaciones han llegado sin clemencia, de manera brusca y arrancando el calor de los huesos, el paso del tiempo ha deteriorado mi pequeño bosque que solía maquillar con árboles vivos... ¡corrijo!... ¡no fue el tiempo señores!!, fue el ser humano que no supo cuidar su paraíso terrenal, la naturaleza solo adopta el trato que le dan. Sin embargo me he embarcado en la aventura de rescatarlo.

¡Así vamos!… construyendo o destruyendo nuestro propio camino, aquellos senderos que nos han visto pasar, que han grabado una y otra vez nuestras pisadas, algunos no saben que en cada paso que dan van dejando algo de sí, otros vamos por la vida tratando de que esas huellas perduren para que nuestros herederos las disfruten.  

En este largo recorrido lleno de cambios y proyectos se han incrementado las ilusiones, las letras se han mantenido quietas a la espera de que la música las haga vibrar, he crecido en conocimiento y me he vuelto pequeña ante tanto que queda aun por aportar en este mundo. La magia de la pluma se ha refugiado al calor de hogar, de reojo mira el calendario contando los días para la llegada de la estación de las flores.

Y aunque el perfume de nostalgia siempre ronda la hojarasca y apaña la melancolía de los días grises, no ha sido mi compañera en estos largos silencios llenos de tareas y cansancios, más bien la añoranza va de mi mano esperando volver a volar de verso en verso y de ola en ola devolviendo a mi corazón los colores y  el aliento.  
Vivian Ceori ©®
Imagen Web

miércoles, 16 de mayo de 2018

Cosas rotas y la suma de los días


Por esas cosas innecesarias, por esas hojas sin motivos, por esos fantasmas dormidos, por esos momentos vividos, por esas miradas de ayer que hacen del hoy un sueño cumplido.



 Lo hice: por fin bote el candelabro  roto, ese que se cayó para el último terremoto;  limpiando la repisa volví a romper un florero que había pegado hace dos veranos; mis delfines sin el reloj tic- tac dejaban notar  la ausencia de los segundos; también  cambié el jarrón clisado; eliminé tazas y platos saltados; traspasé luego de cuatro meses de intento toda la información  actualizada a mi nueva agenda; acomodé mi nuevo rincón literario; reorganicé la bodega; quemé papeles del baúl de mis recuerdos que aprisionaron el pasado; saqué la cartera que guardé por si algún día cambiaba la correa mala.... ¡y así!!...  sumé tantas cosas al destierro, esas que guardé por tanto tiempo acumulando polvo, heridas y telarañas.

El apego que tenía hacia ellas de a poco fue soltando amarras, las miré largo rato antes de vaciarlas al tarro de la basura, les saqué la mejor foto de los momentos vividos, me guardé la expresión de adiós de mi rostro que sin dolor se despedía de ellas. Poco a poco el peso de mi cuerpo de largos años se iba haciendo ligero, mis canas se pintaron de negro, la casa recobraba espacios jamás imaginados, por fin pude ver luz en la oscuridad  de mi aletargado silencio.

Y así continúe por meses que me parecieron eternos, reconstruyendo mi hogar y a la vez  destruyendo capítulos que no son necesarios para seguir avanzando, restauré las paredes de mi estancia, encontré en ese extenso recorrido por mi yo interno motivos y razones para seguir escribiendo... Sí!!   hasta lágrimas de impotencia me ahogaron en llanto, el tiempo corría de prisa y nada avanzaba a la velocidad que  había planificado, sin embargo esa bofetada de la vida, junto al frío que llegó sin darme cuenta, paralizaron mi rostro y pude ver por primera vez los ojos de la madurez, los años se iban sumando y algo en mí había cambiado, eso era innegable...
Vivian Ceori

Pintura: Michael and Inessa Garmash 





sábado, 30 de diciembre de 2017

Cerrando el libro 2017

Hay finales que se esperan ansiosos con la ilusión de volver a construir nuevos mundos, hay finales que se esperan con la esperanza de dejar atrás aquello que hizo mella en el ayer, hay finales que nos causan una profunda nostalgia porque no queremos dejar atrás tantas cosas que vivimos y hay finales  que todos necesitamos para retomar el hilo de la vida.


Otro año se cierra, a veces es difícil decir adiós porque éste suele asustar mucho, en estos días nuestra memoria hace un recorrido por cada capítulo que vivimos, es como si el baúl de los recuerdos nos llamara como imán a leer nuestra novela terminada. Cuando vayamos hojeando nos daremos cuenta de cuánto hemos cambiado, de cómo hemos ido evolucionando dejando atrás duras penas y sacrificios y de cómo hemos salido victoriosos de las batallas.

Hemos aquí diciendo adiós con el corazón emocionado, lleno de remolinos que nos aprietan el alma,  con los ojos brillantes de esperanza, con la mirada en nuevos horizontes, soñando con un mañana mejor, deseando que el mundo  se llene de paz. Hemos aquí abrazándonos los unos a los otros,  hermanos entre naciones y atentos ante los desafíos que se nos vienen.

¡No!… esto no es un final feliz o triste, es nuestra última hoja que nos invita a  escribirla y les aconsejo que lo hagamos con la mejor disposición, está comprobado que cuando cierras los círculos con  el alma serena: la armonía, el amor, la perseverancia serán parte de ese nuevo libro que espera estampemos nuestras primeras líneas.

Los invito a rescatar de este año que se nos va  simplemente lo mejor, a aprender de las lecciones que nos empujaron a dar un paso adelante, a contribuir con el amor propio para poder entregar amor a los que nos rodean, los invito a recordar  a los nuestros sin lastimar al corazón más bien a impregnarlo de la necesidad de saber que viven  siempre junto a  nosotros, los invito también a guardar silencio para poder escuchar todas esas cosas a las que no le dimos importancia, sin embargo están ahí esperando ser vistas y valoradas.

Y por último los invito a luchar cada día por alcanzar la felicidad, dejando en claro que la felicidad son pequeños trozos de dicha que sumados logran llenar la despensa de los mejores momentos.


Con gran afecto mi mensaje para el mundo
Vivian Ceori ©®




sábado, 23 de diciembre de 2017

La felicidad el regalo del alma


Existe un lugar que se llama felicidad,   ahí se encuentran los paisajes más hermosos, está lleno de amor, comprensión, solidaridad y bondad, en él vivimos los mejores momentos, aquellos en los cuales nos refugiamos cuando la vida nos recuerda que la felicidad es pasajera y como todo lo bueno viene y va. Sin embargo ese lugar jamás cierra sus puertas,  no tiene fecha ni hora y siempre  espera que algún día  volvamos a cruzar su umbral. 

Existe otro lugar que se llama tristeza,  sus paisajes son opacos pero no pierden su belleza, ahí la vida nos recuerda que debemos aprovechar cada momento porque tarde o temprano ella se apodera de nosotros, pero al contrario de la felicidad, la tristeza nos acoge con sus lágrimas, con su nostalgia, miedos e inseguridad y también  nos abraza para consolarnos pero nos abre la puerta para dejarnos marchar.

Existe también un lugar que verdea ante nuestros ojos y hace permanecer  a nuestro corazón  con la ilusión de tener buenas noticias,  ese lugar se llama "Esperanza", aquella que nos mantiene expectantes y añorando ver algún sueño hecho realidad.

Todos esos lugares están dentro de nosotros, donde cada uno en su habitación interna va remodelando, lo decoramos a nuestro antojo, depende de la mirada y la actitud con que tomamos las cosas. A veces no elegimos  nosotros el lugar que nos tocará recorrer en el día a día,  pero si mantenemos la puerta de la esperanza siempre  abierta es posible que seamos más felices sin desmerecer a la tristeza, porque cada vez que se sonríe ante la adversidad logramos aprender a ser felices. 

Vivian Ceori ©®
Pintura: Web










lunes, 27 de noviembre de 2017

El hada azul




El hada azul cumple los sueños, así como pinocho dejó de ser de madera y se convirtió en un niño de carne y hueso.  Así es la magia que está en los cuentos y en el mundo de las hadas azules,  nos permite vivir y fantasear.

Sin embargo la vida es más complicada que los cuentos, a veces los dolores, tristezas,  fracasos y pérdidas nos dan un golpe bajo, pero la gran escuela de la suma de experiencias nos ha enseñado que eso no dura para siempre.

Imaginé un hada desde  mis 6 años, la pinté azul en honor al mar, maquillé sus mejillas con el  azul del cielo y hasta en el  ocaso pintaba… bordeando el horizonte azul,  entre esas olas bravas junto a mi isla solitaria. Ah!! y antes de caer la noche…, azul se  teñían mis ojos de aquella inefable melancolía que penetraba a mi alma.

Azul era la mañana que me despertaba en la calidez de un verano y los reflejos  de aquel cuadro maravilloso se veían en las pozas que los vecinos dejaban al regar sus antejardines.

Azul era la mirada que alimentaba la esperanza y de azul se tiñó la sangre de mis venas dejando cada hoja de este libro manchada. 

Azules  las lágrimas y las emociones contenidas en un gran baúl azul profundo, tan intenso que hasta el cielo estrellado en él se bañaba.  

Hasta las flores azules para mí solamente posaban  y que decir de las mariposas que galas azules sacaban.

Azul!! Azul!!... mi delirio que me permitió estirar las alas y azul hasta la dulzura que de mis labios emanaban. 

Y cree un hada azul, para que nadie me lastimara, a ella le debo mi pluma, a ella le confieso mi rabia y me envuelve en un abrazo azul donde cada noche mi corazón con ella se calma.

 Vivian Ceori ©®
Imagen: Web


martes, 3 de octubre de 2017

La voz del corazón

Bombea entre aromas verdes, cantos de pájaros, susurros de mar. Vibra tan solo con verle llegar, salta de alegría cuando lo ve pasar, y se queda mudo cuando no quiere hablar.



Las letras me reclaman, la mañana me encontró callada  en aquellos caminos por un bosque mágico que cada día me devuelve el aliento para comenzar el día, el trinar de aves trata de despertar al sol que se esconde detrás de estas nubes primaverales y otoñales. Entonces!!... me detengo a contemplar desde mi mundo de poesía las señales que aparecen en cada paso que avanzo, mi corazón estuvo a punto de renunciar al exigirle tanto esfuerzo. Hoy lo dejo que me guíe, porque  a veces el corazón necesita fundirse en los sentimientos, necesita parar para poder escuchar sus latidos, para reconocer sus emociones, para entender a qué le encuentra sentido, descubrir con que vibra y sacudir las penas que se van sumando con las decepciones.  

Me encanta cuando la mañana me abraza y los sonidos  se convierten en música, pareciera que todo se confabulara para adentrarme en un mundo de ensueño. Simplemente me dejo llevar por ese arrebato tan necesario para mi alma y mis sentidos se van alimentando de las sensaciones, hoy mi cuerpo se queda quieto para deleitarse con la belleza que me rodea.

Y así las hojas del diario de la vida se van sumando a este gran libro que cada uno escribe, llenándolo de matices, de días claros y grises, del aroma de las estaciones, de la necesidad tan grande que todo humano tiene, “sacar fuera todo aquello que nos aquieta”, para poder caminar sin peso en nuestras espaldas, para alivianar la carga de todo aquello que nos perturba.

Porque tenemos el poder de la resiliencia, porque con ternura hasta el día más oscuro se pinta de optimismo… Escuchemos al corazón cuando nos dice basta y nos daremos cuenta de cuánta razón tenía, cuando le miras desde la profundidad del alma.  
Vivian Ceori

Pintura: Richard Johnson


lunes, 11 de septiembre de 2017

Siempre es un regreso

“Cada vez que te vayas de vos misma no olvides que te espero en tres o cuatro puntos cardinales siempre habrá un sitio dondequiera con un montón de bienvenidas, todas te reconocen desde lejos y aprontan una fiesta tan discreta, sin cantos, sin fulgor sin tamboriles, que sólo vos sabrás que es para vos”. (Irse. Mario Benedetti)

En esas largas ausencias que esta renovación ha traído, en esos silencios vacíos de versos y poesía... déjenme decirles que todo está lleno de palabras y recuerdos. Es por eso que no hay agonía... Es por eso que voy haciendo camino, porque estoy segura que tarde o temprano lograré cruzar distancias, fronteras, mares y llegaré hasta la otra orilla con mis hojas al viento.  
Sembrar es una tarea que necesita cuidado y tiempo, sin embargo también se necesita compañía, saber y sentir que hay alguien a tu lado en esta nueva misión de despertar el interés al mundo por el arte y la literatura. 

Somos lo que vamos construyendo y con ello vamos alimentando el alma, vamos llenando de vida la sangre que corre por las venas, vamos entregando oxígeno a los pulmones...

Entonces el cuerpo se vuelve de acero ante tanta cosa que queda por cambiar y parecemos que vamos contra los molinos de viento, sin embargo vamos dejando nuestro granito de arena...

Todos juntos formamos una playa donde cada ser y cada palabra, deja una huella indeleble en nuestra memoria.

Vivian Ceori ©®




Vídeo: https://youtu.be/rgHV-m8dFDg-

lunes, 22 de mayo de 2017

Aprendí


Aprender es el arte que todos podemos practicar, aprendo cada día las cosas que la escuela de la vida me enseña, desde hace un tiempo que aprendí  a mirar con más agradecimiento los amaneceres, aprendí a dibujar sonrisas en los rostros tristes con un simple hola, aprendí a guardar silencio cuando se debe, aprendí a respetar mis tiempos, a delegar funciones, aprendí a guardar momentos para alimentar a mi alma. 

Aprendí a soltar amarras lo que no significa que hice abandono, aprendí que cuando entregas sin pedir algo a cambio el premio es reflejarse en la alegría del otro, aprendí que cuando retrocedes es para tomar impulso, aprendí que enseñar saca al maestro que llevas dentro, aprendí que las lecciones a veces hay que darlas dos veces, aprendí que quien te ama en silencio de repente explota y no se lo guarda por siempre. 

Aprendí que la vida no es un cuento de hadas, pero si la miras con los ojos de un niño siempre hay un final feliz. Aprendí que ese trozo de tu memoria olvidada, espera paciente a un ser que la despierte, aprendí que llorar no solo saca el dolor sino que también alivia el peso de las tristezas. Aprendí que renunciar no es un fracaso, sino desviar el camino para buscar nuevos rumbos. 

Aprendí que la humildad abre las puertas del mundo, aprendí que la calma llega cuando evitas los arrebatos de la ira, aprendí a no juzgar porque nadie sabe las vueltas de la vida. Aprendí que cuando sufres en algún momento se nivela la balanza, que cuando te valoras y te respetas tus pasos son más seguros, aprendí que la caridad del amor comienza por casa, y que cuando has perdido algo o a alguien es porque así debía ser, aprendí que la culpa y el rencor no dejan ver con claridad la salida. 

Aun hay tantas cosas que aprender, tanto camino que sembrar, tantas almas que acoger y aún nos queda tanto que contar. 

Vivian Ceori ©®







jueves, 29 de diciembre de 2016

Cerrando el libro 2016 – Vivian Ceori

“Hay finales que esperamos impacientes sin la agonía de un adiós, más bien con la seguridad de que estamos comenzando una nueva historia”.

Huele, entre cada hoja de este año a un suave perfume de ternura, mezclado con aromas de encuentros y despedidas. 

Trato de retroceder esos 365 días que hemos vivido. Y hago cuenta final de ese largo camino recorrido en esta ventana. Todo es maravilloso, el balance ha sido positivo.

...Aunque estoy consciente de muchas pérdidas que han tenido algunos amig@s. Fechas especiales en que esa ausencia se nota y la nostalgia nos lleva a evocar a quienes tanto amamos. 


“Hay dolores que nos hacen sentir que vivir vale la pena”.


De cada hoja que nos arrancó lágrimas, de cada enfermedad que nos mantuvo en cama, de cada vez que guardamos silencio pero el recuerdo hablaba, de cada desamor que nos dejó sin aliento, de cada caída y cada esfuerzo por ganar la batalla. Sacó la siguiente conclusión: somos vencedores, valientes y aguerridos. Me siento muy orgullosa de tener en mi árbol de la amistad a cada uno de ustedes. 


Aprendí que la vida no espera, por eso hay que vivirla con intensidad. Aprendí que un pequeño regalo, da grandes momentos de felicidad. 

Aprendí que el verdadero amigo siempre espera paciente, perdona y jamás te olvida. Aprendí que una palabra de cariño en la distancia, reemplaza un abrazo y sosiega el alma.


“El abrazo es la segunda piel que todos necesitamos para sentirnos protegidos”.

Aprendí a mirar con la tinta,  los sentimientos de aquellos que imagino, a eso le llamo percibir y escuchar el latir del otro. Aprendí tantas cosas que me  iban puliendo en esta escuela tan particular. Pero siempre queda mucho que aprender todavía.

Los invito a cerrar este año 2016,  con el corazón lleno de agradecimiento y esperanza.  A rescatar los mejores recuerdos. Los invito escuchar el resumen que hace el corazón de cada uno, la melodía que sale de sus almas. A escuchar el canto celestial de los coros angelicales. Los invito a sonreír a pesar de todo. Porque la vida es bella, pero además tenemos el deber de valorarla y hacerla más amena. 


“Mejor sonríe, porque así le dices al mundo que todo ha de pasar, ¡es cosa de tiempo!”.



Los invito a ser felices, a descubrir la paz en cada uno. Y os deseo con mi corazón lleno de dicha y agradecimiento que este cierre de año 2016, sea el principio de un gran comienzo. 

Vivian Ceori


viernes, 11 de noviembre de 2016

Tiempos de reconciliación

Voy en uno de esos viajes que disfruto a placer junto con el vaivén de la carretera, voy persiguiendo la espuma del mar, grabando la arena de mis paisajes amarillos  y jugando con las blancas nubes. Voy feliz derrochando la tinta de mi pluma, porque abrazaré a la hermana, al amigo, porque allá en la otra orilla alguien me espera. Sonrisas, caricias, miradas serenas y la emoción del encuentro….
Porque le llamo tiempos y no simplemente tiempo de ese que pasa veloz y se esfuma. Porque cuando estamos en tiempos de reconciliación, el tiempo pasa lento y pausado. Todo aquello que hizo daño pasa al olvido y aparecen los momentos buenos, aquellos que nos hacen sentir que este tiempo que nos regalamos para reconciliarnos efectivamente vale la pena.

No es un segundo capítulo de una película, ni una segunda oportunidad que puede ir directo a un fracaso. Es una predisposición de las partes para vivir en armonía. Tiene más beneficios que dudas, porque de aquello que dejó una enseñanza, mismos errores no han de volver a tropezarnos.

Tiempos con aires nuevos, con una mirada serena, con perfume de osadía y también de fuerza guerrera. Tiempos en que tienes un lugar ganado y no necesitas demostrar nada. Simplemente vivir estos tiempos en que todo aquello por lo que has luchado la vida te lo devuelve como un bendito premio.

En estos tiempos donde inevitablemente todo cambia, las reconciliaciones son muy escasas pero existen; en aquellas personas que no vivimos del ayer, ni del rencor. Personas que creemos en que los cambios son nuevas oportunidades para volver a nacer. 
Vivian Ceori




lunes, 21 de marzo de 2016

El antes y el después de la borrasca

La esperanza, y la mirada: una espera cambios impaciente, aunque a veces se cansa. La otra no deja de ser espejo del alma. Una se pinta de tonos azules, mientras algunos tratan de derrumbarla, y la otra no deja de callar lo que las palabras no hablan. Una mantiene esa luz de faro, la otra a veces se encoge pero luego se levanta.

Hay tormentas que convierten en un abismo nuestras vidas,
dolores que nos mantienen a la deriva, vaivenes que azotan
en las paredes del alma arremolinando el sentimiento.
la impotencia se vuelve ola agigantada y nada logra que
nos sintamos satisfechos con el escenario que nos ha tocado.

Arrojar esa rabia y sacudir las tristezas no es fácil,
pasarán días, meses, y quizás años para lograr el equilibrio,
para volver a sentir que se calma nuestro mar interno.

Jamás perdamos el coraje, la fuerza nace de adentro.
Jamás desechemos los recuerdos, ellos nos mantienen vivos.
Jamás nos quedemos con el grito atascado,
hay que alzar la voz para ser escuchados.

Hay vientos huracanados que nos sacuden el corazón,
pero no rompen los cimientos.
Y muchos días grises que nos mantienen
con la esperanza de ver el sol.

Hay un antes y un después de la borrasca.
Y aunque todo se vea distorsionado,
aunque el dolor cale tan hondo,
que sientas que tu mundo se ha derrumbado,
todo vuelve a comenzar, todo vuelve  a Renacer.
“Ceori”

Pintor: Volegov

miércoles, 16 de marzo de 2016

Cambios que hacen desviar el camino


Existen pequeñas manos que nos abren nuevos mundos. Existen nuevos motivos que nos van anclando a un lugar determinado. Existen seres que cambian para siempre nuestras vidas, y nos dan un gran giro, desarmando el naipe que teníamos armado. Y no es que se derrumbe parte de la construcción que ya habíamos edificado, es sólo que al plano de la construcción del proyecto de nuestro futuro nos toca modificarlo. Podría ser un inmenso problema mirado desde la inversión del tiempo que hemos empleado, decir por ejemplo: <<¿pero es qué para allá iba’ , sin embargo hoy todo ha cambiado>>.

Son justamente esos cambios inesperados, los que nos recuerdan que en cualquier momento la vida nos hacer virar el trayecto. Todo pasa por algo, cada giro nos lleva a otros lugares, nueva gente que conocer, adaptarse a otro clima, trabajo…, tantas cosas que nos van puliendo y a la vez enseñando, que no podemos ir en este viaje en una línea recta.  En algún momento, tenemos derecho a desviarnos, ya sea por opción propia o porque algo nos lo está indicando.

Y así la escuela de la vida que jamás nos cierra las puertas, ¡no importa la edad que tengamos!... nos va entregando un certificado por cada experiencia adquirida. Nada es porque sí, todo aunque parezca incomprensible, está bien fundamentado.

Existen pequeñas cosas que nos hacen más humanos y  grandes momentos que nos vuelven pequeños. Porque en la inmensidad que abarca, el sentirse en medio de una construcción sólida, basta un pequeño soplo y todo queda desarmado. Sin embargo, tenemos la ventaja de tener una buena base, y ser arquitectos de nuestra propia historia.
“Ceori”

Vídeo: Joan Mora