Se puede tocar con las palabras lo que no se ve con los ojos, se puede besar con poesía los labios que yacen dormidos; se puede también por un instante infinito... "¡Cambiar el mundo¡".

sábado, 30 de diciembre de 2017

Cerrando el libro 2017

Hay finales que se esperan ansiosos con la ilusión de volver a construir nuevos mundos, hay finales que se esperan con la esperanza de dejar atrás aquello que hizo mella en el ayer, hay finales que nos causan una profunda nostalgia porque no queremos dejar atrás tantas cosas que vivimos y hay finales  que todos necesitamos para retomar el hilo de la vida.


Otro año se cierra, a veces es difícil decir adiós porque éste suele asustar mucho, en estos días nuestra memoria hace un recorrido por cada capítulo que vivimos, es como si el baúl de los recuerdos nos llamara como imán a leer nuestra novela terminada. Cuando vayamos hojeando nos daremos cuenta de cuánto hemos cambiado, de cómo hemos ido evolucionando dejando atrás duras penas y sacrificios y de cómo hemos salido victoriosos de las batallas.

Hemos aquí diciendo adiós con el corazón emocionado, lleno de remolinos que nos aprietan el alma,  con los ojos brillantes de esperanza, con la mirada en nuevos horizontes, soñando con un mañana mejor, deseando que el mundo  se llene de paz. Hemos aquí abrazándonos los unos a los otros,  hermanos entre naciones y atentos ante los desafíos que se nos vienen.

¡No!… esto no es un final feliz o triste, es nuestra última hoja que nos invita a  escribirla y les aconsejo que lo hagamos con la mejor disposición, está comprobado que cuando cierras los círculos con  el alma serena: la armonía, el amor, la perseverancia serán parte de ese nuevo libro que espera estampemos nuestras primeras líneas.

Los invito a rescatar de este año que se nos va  simplemente lo mejor, a aprender de las lecciones que nos empujaron a dar un paso adelante, a contribuir con el amor propio para poder entregar amor a los que nos rodean, los invito a recordar  a los nuestros sin lastimar al corazón más bien a impregnarlo de la necesidad de saber que viven  siempre junto a  nosotros, los invito también a guardar silencio para poder escuchar todas esas cosas a las que no le dimos importancia, sin embargo están ahí esperando ser vistas y valoradas.

Y por último los invito a luchar cada día por alcanzar la felicidad, dejando en claro que la felicidad son pequeños trozos de dicha que sumados logran llenar la despensa de los mejores momentos.


Con gran afecto mi mensaje para el mundo
Vivian Ceori ©®




sábado, 23 de diciembre de 2017

La felicidad el regalo del alma


Existe un lugar que se llama felicidad,   ahí se encuentran los paisajes más hermosos, está lleno de amor, comprensión, solidaridad y bondad, en él vivimos los mejores momentos, aquellos en los cuales nos refugiamos cuando la vida nos recuerda que la felicidad es pasajera y como todo lo bueno viene y va. Sin embargo ese lugar jamás cierra sus puertas,  no tiene fecha ni hora y siempre  espera que algún día  volvamos a cruzar su umbral. 

Existe otro lugar que se llama tristeza,  sus paisajes son opacos pero no pierden su belleza, ahí la vida nos recuerda que debemos aprovechar cada momento porque tarde o temprano ella se apodera de nosotros, pero al contrario de la felicidad, la tristeza nos acoge con sus lágrimas, con su nostalgia, miedos e inseguridad y también  nos abraza para consolarnos pero nos abre la puerta para dejarnos marchar.

Existe también un lugar que verdea ante nuestros ojos y hace permanecer  a nuestro corazón  con la ilusión de tener buenas noticias,  ese lugar se llama "Esperanza", aquella que nos mantiene expectantes y añorando ver algún sueño hecho realidad.

Todos esos lugares están dentro de nosotros, donde cada uno en su habitación interna va remodelando, lo decoramos a nuestro antojo, depende de la mirada y la actitud con que tomamos las cosas. A veces no elegimos  nosotros el lugar que nos tocará recorrer en el día a día,  pero si mantenemos la puerta de la esperanza siempre  abierta es posible que seamos más felices sin desmerecer a la tristeza, porque cada vez que se sonríe ante la adversidad logramos aprender a ser felices. 

Vivian Ceori ©®
Pintura: Web