La esperanza, y la mirada:
una espera cambios impaciente, aunque a veces se cansa. La otra no deja de ser
espejo del alma. Una se pinta de tonos azules, mientras algunos tratan de
derrumbarla, y la otra no deja de callar lo que las palabras no hablan. Una
mantiene esa luz de faro, la otra a veces se encoge pero luego se levanta.
Hay tormentas que convierten
en un abismo nuestras vidas,
dolores que nos mantienen a
la deriva, vaivenes que azotan
en las paredes del alma
arremolinando el sentimiento.
la impotencia se vuelve ola
agigantada y nada logra que
nos sintamos satisfechos con
el escenario que nos ha tocado.
Arrojar esa rabia y sacudir
las tristezas no es fácil,
pasarán días, meses, y quizás años para lograr el equilibrio,
pasarán días, meses, y quizás años para lograr el equilibrio,
para volver a sentir que se
calma nuestro mar interno.
Jamás perdamos el coraje, la
fuerza nace de adentro.
Jamás desechemos los recuerdos,
ellos nos mantienen vivos.
Jamás nos quedemos con el
grito atascado,
hay que alzar la voz para
ser escuchados.
Hay vientos huracanados que
nos sacuden el corazón,
pero no rompen los
cimientos.
Y muchos días grises que nos
mantienen
con la esperanza de ver el
sol.
Hay un antes y un después de
la borrasca.
Y aunque todo se vea
distorsionado,
aunque el dolor cale tan
hondo,
que sientas que tu mundo se
ha derrumbado,
todo vuelve a comenzar, todo
vuelve a Renacer.
“Ceori”
Pintor: Volegov