Mis hojas de ayer parecen un libro escrito a medias,
los meses se han ido, muy poco he podido pintar y danzar como solía hacerlo en
tiempos de antaño, todo pasa, pero quedamos
nosotros. Mi primavera se niega todavía abrirse de par en par, y mis dolores sólo
a veces me dan tregua para recobrar por momentos la lucidez. Ando callada y
sigilosa, lenta y ensimismada, a veces del todo desmemoriada. Será el efecto de
los medicamentos o de la melancolía que estuvo rondando en mi casa. Pero aún
estoy y cada vez se me hace más pesado poder estar horas pegada a esta ventana.
Sin embargo no va en mí renunciar aquello que tanta vida me da, ni menos a la
magia de las letras que alimentan mi alma.
donde la melodía se eleva,
donde las notas visten de
calma
y la vida se hace liviana…
Es aquí cuando sonrío
cuando canto desde mi alma,
cuando dejo al viento
acariciar mi cara…
Es aquí que tejo
sueños de la nada,
y amo como si la vida
de un solo sorbo se acabara…
“Ceori”
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Vivian Ceori