Cuando el corazón reclama la presencia del otro; a veces me acompaño de mar y de
sueños, a veces como hoy salgo a
ventilar mis pasos, a ver si me abriga por estos días gélidos, el calor de los
recuerdos…
Dejóse
la mañana ausente
mientras el mar la robaba,
mientras el mar la robaba,
a ella poeta de hadas
dejóse la noche estrellada.
Pasaban las horas muy lentas
y ella feliz se paseaba,
de la mano de los sueños
iba toda enamorada.
¡Inconsciente no le han dicho
que debe aparecer de madrugada!,
antes que los ojos la busquen
para no perder la calma.
Dejóse llevar por historias
de marineros errantes,
¡hasta el viento fue su amante!
y el cielo vistió traje elegante.
¡Traedla y que pague el pecado
de mis ojos taciturnos!,
ella que todo lo roba
y mi corazón hecho brumo.
Vivian
Ceori ©®

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Vivian Ceori