Hace rato que no conversaba con la carretera, los
paisajes desde mi último viaje han cambiado, las estaciones marcan muy bien la
diferencia entre el otoño y la primavera, sin embargo mi cuerpo no lo siente
así, es como estar abandonada a la suerte, sin seguro para las emociones que
andan provocando estragos y a la deriva de las nostalgias que se cuelan entre
las rendijas simulando al viento.
Necesito un poco de silencio entre tanta ausencia
llena de ruidos cotidianos y compromisos sociales. Desaparecer de la
necesidad de otros, retomar el hilo de mi vida..."Hay comienzos que dejé a
medias por construir sueños ajenos".
En una de
mis nuevas lecciones aprendí a poner el "yo" en mi boca, debo
reconocer que siempre me guardé para después, agradando a todos, postergando la
fuente principal que me alimenta "Mis sueños y proyectos". Así pasa
con todos en diferentes ámbitos de la vida, somos seres humanos y tal vez la
palabra humanidad nos marcó para siempre al obligarnos a hacer siempre el bien
al prójimo y no es que este reclamando, al contrario es un acto tan maravilloso
que te llena el alma, hacer felices a otros, pero debemos aprender que la
caridad comienza por casa sin descuidar nuestro mundo para poder ser un buen
pilar y no desvanecerse a medio camino por falta de fuerzas.
El peso de
las obligaciones auto impuestas, el querer la perfección en este imperfecto
mundo, el solucionar problemas de otros, defender los valores perdidos, luchar
por ideales y muchas otras cosas van desgastando el cuerpo y perforando el Alma.
Hoy aquí...
con la voz de la carretera haciendo eco en mis oídos, veo mis pensamientos
pasar por una ventana a 120 km. por hora sin saber si llegaré a destino pero
con la certeza de que esta conversación traerá grandes cambios a mi vida.
Vivian
Ceori ©®
Imagen: web