Vengo de caminar de la mano de mi amiga soledad,
conversamos largo rato sentadas frente al mar, escuchó mis silencios sin
necesidad de hablar y mi corazón volvió a latir por las sendas de mi ancho mar.
Hay soledades que nos acompañan
por los rieles de la vida.
por las altas montañas.
por el mar con su espuma
que rebosante nos mira.
Hay soledades que llueven,
desde el fondo del alma
que nos hacen sentir
que aquí la vida no acaba,
caminar sin compañía
mientras todos se acompañan.
Y entre los silencios que se crean
Siempre hay alguien que nos espera,
hay soledades que son llenadoras
y hay soledades que son traicioneras.
Mi soledad se distingue de ellas
es soledad que me abraza
es soledad que me espera
es soledad que me busca
es soledad que me llena.
Vivian Ceori ©®
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Vivian Ceori