Estuvieron ahí tanto tiempo acumuladas en una caja esas telas llenas de ideas, solo por si me alcanzaba el tiempo, solo por si funcionaba la máquina o por si me daba el ánimo, a la espera de que mis manos dieran forma a las creaciones. Pero en realidad no eran ellas las que esperaban sino yo con desesperación poder tomar el hilo para comenzar a remendar mi vida. Aprender a dosificar, a clasificar las prioridades, a disfrutar de esos hobbies que regocijan a mi alma.
Sé que hay expertas en la materia, yo solo voy hilvanando palabras, dando vida a los alfileres, voy tiñendo de colores mi hogar con mis diseños básicos de cortinas y cojines que me acompañarán en esta nueva estación.
Así con esas cosas tan simples pero tan inmensamente valiosas, retomar el hilo de la vida hace menos pesada la carga de las verdaderas viscitudes que cada ser lleva en su baúl de nostalgias.
He de reconocer que me he pinchado más de una vez un dedo, se ha enredado el hilo, se me pierden las tijeras, pero todo sirve para aprender a detenerse; a eso le llamo "pausa", aprender a desenredar el hilo y buscar soluciones; a eso lo llamo "cultivar la paciencia", aprender a mirar donde tus ojos no ven; a eso le llamo "recuerdo de la memoria".
Sin darnos cuenta cada cosa que hacemos es una escuela que va puliendo nuestras acciones , va ampliando un poquito nuestro abánico de posibilidades. Porque si nos estancamos, si NO nos atrevemos a disfrutar de esas cosas que nos gustan, aquellas que nos van dando un respiro, la rutina entra en nuestro hogar volviendo todo monótono.
Y con el tiempo no se puede retroceder, ni esperar..., simplemente cada día tomar la decisión de comenzar.
Vivian Ceori ©®
Reflexiones 2021
Imagen: Web
Video: Taylor Davis. Violin https://youtu.be/nfE5_Y9dvDU
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