Existen pequeñas manos que
nos abren nuevos mundos. Existen nuevos motivos que nos van anclando a un lugar
determinado. Existen seres que cambian para siempre nuestras vidas, y nos dan
un gran giro, desarmando el naipe que teníamos armado. Y no es que se derrumbe
parte de la construcción que ya habíamos edificado, es sólo que al plano de la
construcción del proyecto de nuestro futuro nos toca modificarlo. Podría ser un
inmenso problema mirado desde la inversión del tiempo que hemos empleado, decir
por ejemplo: <<¿pero es qué para allá iba’ , sin embargo hoy todo ha
cambiado>>.
Son justamente esos cambios
inesperados, los que nos recuerdan que en cualquier momento la vida nos hacer
virar el trayecto. Todo pasa por algo, cada giro nos lleva a otros lugares,
nueva gente que conocer, adaptarse a otro clima, trabajo…, tantas cosas que nos
van puliendo y a la vez enseñando, que no podemos ir en este viaje en una línea
recta. En algún momento, tenemos derecho
a desviarnos, ya sea por opción propia o porque algo nos lo está indicando.
Y así la escuela de la vida que
jamás nos cierra las puertas, ¡no importa la edad que tengamos!... nos va
entregando un certificado por cada experiencia adquirida. Nada es porque sí,
todo aunque parezca incomprensible, está bien fundamentado.
Existen pequeñas cosas que
nos hacen más humanos y grandes momentos
que nos vuelven pequeños. Porque en la inmensidad que abarca, el sentirse en
medio de una construcción sólida, basta un pequeño soplo y todo queda desarmado.
Sin embargo, tenemos la ventaja de tener una buena base, y ser arquitectos de
nuestra propia historia.
“Ceori”
Vídeo: Joan Mora
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Vivian Ceori