Ahí está ella, no es una
estatua,
No es de barro, no es de mármol
Es de carne y hueso.
Parece que tuviese
un corazón hechizado,
no se rompe con nada,
más las espadas le
atravesaron.
Besa con el deseo
de unos ojos cerrados,
abraza tan suave,
pero te desprende el alma,
ocupa tus pensamientos,
llegando hasta rincones
por ti deshabitados.
¡Y la amaste!
¡tanto!.. tanto!
que sin ella no vives
y la necesitaste
¡tanto… ¡tanto!
que te hiciste
dependiente,
y la hiciste tuya
recorriendo sus virtudes.
Y ahí sigue ella,
ahora tu mujer,
compañera, confidente,
no es una estatua,
es de carne y hueso.
¡Y siente!...
cada beso, cada detalle,
¡y recuerda!
cada promesa al aire,
¡y llora!
cada vez que la desprecian,
¡y sonríe!
cada vez que amanece.
Vuelve a nacer
Cuando sus rodillas flaquean
¡Corre!...
cuando sus alas están cortadas
Lucha!
Aún cuando le quitan las
armas.
Parece de hierro, ¡PERO NO!
Es de carne y hueso.
“Ceori”
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Vivian Ceori