Cuando se apaguen las linternas de la noche, cuando
asome a tu ventana el alba, ¡pinta la vida!, ¡sonríele al cielo!, suspira y
respira hondo. Es el amor del universo que te abraza, es el amor que brota de
tu alma.
Pintaba la
vida con una plena mirada, escarbaba en las almas grises y desoladas, danzaba
en la fiesta de su amanecer, como si no hubiese dolor en el ayer, y menos un
mañana. Corría en la arena cálida de su playa. ¡Cantaba y vivía!, ¡vivía y
cantaba!, porque sus manos cincelaban azulejos, paredes, hojas blancas y hasta
en las nubes plasmaba.
Mariposas,
pájaros, gaviotas, notas musicales, huracanes de sentires y calma la acompañaban,
aun con los remolinos que en su interior encerraba. Colores y voces de otros mundos venían a su
encuentro, aromatizando sus cabellos e iluminando su rostro.
“Ceori”
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Vivian Ceori