Eres la música que conquistó mis versos, el
nombre que susurro al viento mientras me toma de la mano, la voz que hace eco
en mi corazón inquieto. Sin música no vivo y por ti sin embargo muero.
La música
te llama,
como el
pentagrama a las notas
como el Tenor
a la agonía
como el violín
a la cuerda
y el
piano a las teclas.
Te llama
entre la flauta dulce
entre los
acordes de la guitarra
en los ecos
del silencio
grita tu
nombre y luego calla.
En los
bosques de Bach
dice tu
apellido rasgando
los
recuerdos de mis entrañas.
La música
te extraña
como
extraño tu voz ronca
en el
saludo de mi mañana,
como
extraño el café
repleto
de sonrisas y carcajadas,
como
extraño mirar el mar
y
recitarle mis versos
llenos de
ilusiones de un mañana.
¡La música
te extraña amor mío!
himno del
amor y de sueños
vestido
de piel y de tonadas
manos que
rozan a mi corazón
allá en
una distancia lejana.
Sin embargo
con ella
¡fiel
amiga, confidente y aliada!
te dibujo
en mi mente
hasta
poder acariciar tu cara.
¡Y te
extrañamos!...
¡tanto
que a veces juntas
lloramos
desconsoladas!...
¡tanto
que apenas concebimos
sobrevivir
sin tu mirada!.
Por eso
nos complementamos,
ella
siempre indispensable
consolando
mis versos,
y yo
siempre recordándole
que
juntos logramos un día
ser parte
del universo.
¡La
música amor mío!...
Lleva tu
nombre prendido
y resuena
en mi alma
despertando
a mis latidos!
¡Porque
sin ti vivo!
¡pero sin
música no sobrevivo!,
porque si
tengo a la música
te tengo
a ti…,
susurrando
en mi oído.
“Ceori”
Pintura: Anna-razumovskaya
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Vivian Ceori