Y solo después de que
sonaron tan fuertes las teclas aletargadas, solo después de ese arrebato
humano que sacaba el velo de mis ojos, solo después de llorar la marcha...
Pude mirar cómo era mi vida sin tu abismo.
De
repente cayó mi lágrima vacía y a la vez tan llena de cosas que no entendía,
cayó sonando como vaso que se despedaza en
la cerámica, estruendosamente y quedando hecho polvo de vidrio. Nada
había quedado de esa lágrima atorada que resecó mis ojeras desveladas con el
paso de los sueños que hacía dormir con miles de calmantes para
no escucharlos más, para no verlos asomarse por mi alcoba
jugando a hacerme burla.
¿Qué
podía esperar de los fantasmas que habitaban en mi cabeza, o del amor ausente y
cobarde que huía por temor a perderme?. ¿Qué podía pensar de las casualidades
que me atraparon en sus redes?.
A
ratos, solo a ratos le encontraba sentido a
esta búsqueda infinita. Dolía tragar la saliva de ese llanto
estancado, dolía no saber interpretar esas hojas negras,
me revolcaba en mis demonios internos tratando de sacar la ira.
¿Qué
podía yo saber que por dentro me estaba destruyendo como bala perforando mis entrañas y
como daga apuñalando a mi alma?. Ay!! dolor inefable, manos hirientes,
palabras llenas de sangre, ojos dormidos en el lecho de la soledad. Ay!! dolor
del alma! ay dolor! dolor!!... que me busca, me habla, me golpea, me trastoca,
me doblega, dolor! dolor!.. Dios!! …, que condena!!....
Vivian Ceori