Conozco tan bien esos silencios
que duelen,
no son como los silencios que
hablan
y también conozco el camino que me
lleva a casa,
el anden, la banca y la estación
que me espera,
esa que me vio hacer tantos
viajes de ida y vuelta.
Hoy tomo las maletas en ese
silencio cruel
sin decir adiós, solo mirando tus
ojos,
lo hago con la frente en alto y
con elegancia.
Solamente el silencio y tú … no hay palabras…
y yo sin llanto, simplemente
absorta,
con mi mente llena de dudas sin
respuestas,
callada en
la quietud de mis pasos.
Camino por mis paisajes ensimismada,
llevo tu nombre como collar de perlas en mi cuello,
prendes de mi pecho y hasta la más
suave estaca
me clava el corazón cuando tus
palabras enmudecen.
Conozco tan bien esos silencios
que duelen,
y no quiero que ese enorme vacío
tembloroso,
tedioso se pose en nuestra
infinita distancia.
¡No quiero que duela como herida
que desangra!
marcho antes de que ya no tenga
fuerzas en las alas…
“Ceori”
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Vivian Ceori