Poesía, relatos, música, mar, fantasía, imágenes, galería de arte, paisajes, libros y vídeos.
Se puede tocar con las palabras lo que no se ve con los ojos, se puede besar con poesía los labios que yacen dormidos; se puede también por un instante infinito... "¡Cambiar el mundo¡".
Es
la magia que se posa en nuestras vidas, llega como en los cuentos de hadas
penetrando nuestros sentidos, suavizando la mirada y asombrando al corazón.
La
miré como a una pequeña niña en su cuerpo de sirena, tan grande y a la vez
tan pequeña, tan lejana y a la vez tan accesible. Tanta experiencia en sus
cortos años, que a veces me imaginaba ¿qué haría yo si tan solo tuviera
un poquito de su fuerza y valentía?.
Y cada día iba aprendiendo cosas nuevas, su sensibilidad, su
estilo de vida, sus ideales, sueños y penas, su manera tan
particular para borrar las cosas malas y darle un vuelco a los azotes de la
vida.
Una admiración inmensa brota desde mi corazón cada vez que la
recuerdo, el aroma de su abrazo, la elegancia que la viste, los colores que la
adornan, los tacones que la hacen gigante, sus labios rojos, sus ojos
tristones y su hermosa cabellera.
A veces parece etérea, pero puedo confirmar que es real pues
peiné sus cabellos y un cúmulo de sensaciones recorrieron mis venas,
nerviosa me preguntaba -¿cómo peinar a una poeta? , ¿qué estaría sintiendo ella? - me
dejé llevar como en un cuento de hadas imaginándome que peinaba a una verdadera
princesa.
Todo eso y más causa estar cerca de ella, parece que se
formara un mundo mágico a su alrededor, como si los problemas se
desvanecieran, las tristezas del alma se confesaran liberando espacio
para dejar entrar cosas bellas.
Que
se cree este clima loco que nos va echar a perder la fiesta, llueva o truene yo
le canto a mi Chile en dieciocho, con mi banderita flameando y
un buen asado de fondo.
"Deja que me pierda en la profundidad de tus ojos, laberinto de mis besos que te llenan de gozo y en la miel de tus caricias repose mi corazón rojo".
La profundidad de tus ojos es un lago cristalino
que traspasa a mis sentidos
que me embrujan y enamoran
que de mi boca se llenan
y mis besos acaloran.
Son espejos que cruzamos al sentir tu amor y el mío
miradas que nos entregamos
entre miel, pasión y delirio
y que al posarse en mi rostro
tus ojos parecen dormidos.
En tus ojos veo el mar que me mantiene viva,
me entrego a la seducción
que me embriaga y me domina.
Sorbo a sorbo y gota a gota
néctar de tu boca ardiente
¡ah! ... en tus ojos me pierdo
por horas del continente.
Otra vez huele a café por
mis rincones, de a poco todo va volviendo a su lugar, no sé por dónde comenzar
a dar la primera pincelada, mientras tanto voy sacando de mi interior los
ingredientes que derramaré en esta hoja, tal vez no sean suficientes para
abarcar todos los silencios que he hecho o tal vez lo justo y necesario para un
nuevo comienzo.
Es
invierno todavía… aquí los cambios de estaciones han llegado sin clemencia, de manera
brusca y arrancando el calor de los huesos, el paso del tiempo ha deteriorado
mi pequeño bosque que solía maquillar con árboles vivos... ¡corrijo!... ¡no fue
el tiempo señores!!, fue el ser humano que no supo cuidar su paraíso terrenal,
la naturaleza solo adopta el trato que le dan. Sin embargo me he embarcado en
la aventura de rescatarlo.
¡Así
vamos!… construyendo o destruyendo nuestro propio camino, aquellos senderos que
nos han visto pasar, que han grabado una y otra vez nuestras pisadas, algunos
no saben que en cada paso que dan van dejando algo de sí, otros vamos por la
vida tratando de que esas huellas perduren para que nuestros herederos las
disfruten.
En
este largo recorrido lleno de cambios y proyectos se han incrementado las
ilusiones, las letras se han mantenido quietas a la espera de que la música las
haga vibrar, he crecido en conocimiento y me he vuelto pequeña ante tanto que
queda aun por aportar en este mundo. La magia de la pluma se ha refugiado al calor de hogar, de
reojo mira el calendario contando los días para la llegada de la estación de
las flores.
“Hace rato que no sentía
a mi corazón de escarcha estremecerse, este otoño congela hasta los
sentimientos, pero entre el viento que golpea a mi alma a ratos fugaz e
incierta, un susurro de tu lejanía llega hasta mi oído entibiando las notas que
guardo con el perfume de tu recuerdo. Lleguen hasta ti las de mi corazón
comprimido"...
Mi
corazón y el mar ya saben que se viene un temporal, escucho las hojas de los
árboles conversar con el viento, las gaviotas con su canto desesperado, las
calles de a poco van quedando vacías, el silencio hace ruido en los tejados
rotos. ¡Ay!! este otoño crudo cómo nos ha abofeteado, son las primeras heladas,
se congela todo, hasta el soplo de amor lejano, hasta las estrofas guardadas
impacientes al calor de un recuerdo del verano.
Desconozco
el frío que por este tiempo me lleva de su mano, su piel áspera, su vozdura, sus pasos gélidos, sus movimientos
bruscos; a ratos quema y mira con ojos cristalizados que me desconciertan, no
dan ganas de salir a caminar por la imaginación, no me permite vislumbrar mis paisajes
verdes y golpea tan fuerte como ráfagas que azotan las paredes de mi alma, como
el mar que furioso arroja su espuma en el muro que lo enclaustra.
El
cielo negro se parece a las sombras de la noche, se prepara para derramar las
lágrimas por años acumulados de sequía, esta vez mi corazón tiembla, y solo
atino a tratar de abrigarlo conuna
manta mágica, de esas que dan consuelo a las tristezas guardadas que salen a
deambular en estos temporales que hacen llover dentro de mi coraza.
¡Saldrá
el sol mañana!... Lo sé! … bendito cielo!!, benditas ganas de pintar la vida!!... Esperaré
paciente a que pase la lluvia…
Por esas cosas
innecesarias, por esas hojas sin motivos, por esos fantasmas dormidos, por esos
momentos vividos, por esas miradas de ayer que hacen del hoy un sueño cumplido.
Lo
hice: por fin bote el candelabro roto, ese que se cayó para el último
terremoto; limpiando la repisa volví a romper un florero que había pegado
hace dos veranos; mis delfines sin el reloj tic- tac dejaban notar la
ausencia de los segundos; también cambié el jarrón clisado; eliminé tazas
y platos saltados; traspasé luego de cuatro meses de intento toda la
información actualizada a mi nueva agenda; acomodé mi nuevo rincón
literario; reorganicé la bodega; quemé papeles del baúl de mis recuerdos que
aprisionaron el pasado; saqué la cartera que guardé por si algún día cambiaba
la correa mala.... ¡y así!!... sumé tantas cosas al destierro, esas que
guardé por tanto tiempo acumulando polvo, heridas y telarañas.
El apego que tenía hacia ellas de a poco fue soltando amarras, las miré largo
rato antes de vaciarlas al tarro de la basura, les saqué la mejor foto de los
momentos vividos, me guardé la expresión de adiós de mi rostro que sin dolor se
despedía de ellas. Poco a poco el peso de mi cuerpo de largos años se iba
haciendo ligero, mis canas se pintaron de negro, la casa recobraba espacios
jamás imaginados, por fin pude ver luz en la oscuridad de mi aletargado
silencio.
Y así continúe por meses que me parecieron eternos, reconstruyendo mi hogar y a
la vez destruyendo capítulos que no son necesarios para seguir avanzando,
restauré las paredes de mi estancia, encontré en ese extenso recorrido por mi
yo interno motivos y razones para seguir escribiendo... Sí!! hasta
lágrimas de impotencia me ahogaron en llanto, el tiempo corría de prisa y nada
avanzaba a la velocidad que había planificado, sin embargo esa bofetada
de la vida, junto al frío que llegó sin darme cuenta, paralizaron mi rostro y
pude ver por primera vez los ojos de la madurez, los años se iban sumando y
algo en mí había cambiado, eso era innegable...
Y
nuevamente estamos aquí, en esa hora cómplice que nos amarra, sin cadenas ni
obligaciones, sin ti y sin mí, solo en el silencio oscuro de una noche que
quiso romper la voz muda de palabras no dichas ni dedicadas. Entre tantas
cosas que quisiera decir mi pluma calla y tu mirada me busca en la penumbra de
los sueños rotos, mas el cristal por donde miro nuestra vida pasar sigue
intacto esperando ver asomar una luz de esperanza...
Y así pasan las estaciones junto a la velocidad de los días, mientras tu cielo
se pinta de azul el mío se nubla y van apareciendo las primeras brisas frescas.
No me puedo quejar, espere paciente su llegada para poder
refugiarme en sus tonos ambarinos, para recorrer la hojarasca de un
bosque solitario pero con tu recuerdo vivo.
Ah!! qué no daría por cerrar los ojos y despertarme en un abrazo tuyo, abrigar
mis miedos y cuitas en tu palpitar junto al mío, beber un café perdida en el
fondo de tu sonrisa y embriagarme con la dulzura de tus besos. Ah!! qué no
daría por ver un ocaso en la profundidad de tus ojos...
“Siempre que notes mi
ausencia, no olvides que está llena de presencia, que el silencio es la voz
infinita del corazón latiendo por un motivo, siempre que creas que ya no
estoy... te sorprenderé con el dulce sabor del regreso”.
“Y aquí me tienes con la despensa llena de momentos y
mi ventana abierta de par en par, para comenzar a escribir juntos los nuevos capítulos
de estas nuevas sendas”.
Perseguimos
a la luna hasta que se ocultó en los cerros, ahí donde las
estrellas brillaban como un lucero, enlazamos nuestras manos sin preguntar al
camino...si...¿nos refugiaría la noche de nuestros miedos?.
La miré embrujada en la frescura de un verano, mientras sus
manos dibujaban en el mapa de mi cuerpo, me dejé llevar por sus susurros
tibios, mientras me estremecía con el ardor de sus besos.
Y le prometí a la luna que no me negaría a beber de su
amor aunque fuese incierto y le confesé a las estrellas el temor que tengo de perderme en sus ojos hasta el fin de los tiempos, pero el
fuego de mi pecho incendió a mis venas y me prendí en caricias que me
elevaron al cielo.
De gala se vistió la luna entre mil gemidos que se
embriagaron con la fuente inagotable del elixir de los deseos, se estremeció la
tierra, las quebradas crujieron y un manantial de vida se apoderó de ellos.
Era el aullido de la noche, donde dos almas se entregaban sin
desenfreno; sudorosos, apasionados, quemándose con las yemas de sus dedos. Vaciaron
sus bocas llenas de amor y delirio, olvidaron su dolor ante el abismo
“No traigas una gran
maleta, solo lo suficiente para tomar un
café en la orilla del mar, bufanda o pañuelo que allí siempre está fresco, unas
gafas para que el sol no nos detenga al caminar horas y horas por los caminos
de arena, un pantalón cómodo para bailar con las sombras de la tarde y por la
noche cuando el silencio busque cobijo una pequeña tonada que te arrulle”.
No te ofrezco un viaje sin vaivenes, tendremos olas bravas y mansas, aguas
claras y turbias, te ofrezco los remolinos de la vida para que aprendas a
navegar y a respetar las pausas.
Te ofrezco las velas de la libertad para que puedas tomar decisiones y
también los ocasos y amaneceres que endulzarán tus sin sabores.
Si un día al navegar te sientes dichoso, agradece al universo la grandeza de
ese gozo y si a veces la tempestad azota tu rostro, no te aflijas porque llegarán
nuevos logros.
No te ofrezco nada fácil porque la vida no es simple, sólo te entrego
herramientas para que aprendas a usarlas y pinto con acuarelas paisajes que le darán
luz a tu alma.
Y si aceptas este viaje que te ofrezco con un destino incierto, no te
prometo que llegaremos tan lejos, pero sí te aseguro que en cada puerto
me detendré a mirar tus ojos soñolientos.
Te tomaré la mano y miraremos juntos la línea del horizonte que separa al
infinito de un vacío inmenso. Navegaremos hasta alcanzar uno que otro sueño, mas los otros los
dejaremos para nuevos viajes que inventemos.
“Y para finalizar si
tienes frío o calor te vestiré con un abrazo, de esos que se quedan pegados a
tu piel, de esos que cuando cierras los ojos duran para siempre”…
Hay finales que se
esperan ansiosos con la ilusión de volver a construir nuevos mundos, hay
finales que se esperan con la esperanza de dejar atrás aquello que hizo mella
en el ayer, hay finales que nos causan una profunda nostalgia porque no
queremos dejar atrás tantas cosas que vivimos y hay finales que todos necesitamos para retomar el hilo de
la vida.
Otro
año se cierra, a veces es difícil decir adiós porque éste suele asustar mucho,
en estos días nuestra memoria hace un recorrido por cada capítulo que vivimos, es
como si el baúl de los recuerdos nos llamara como imán a leer nuestra novela
terminada. Cuando vayamos hojeando nos daremos cuenta de cuánto hemos cambiado,
de cómo hemos ido evolucionando dejando atrás duras penas y sacrificios y de cómo
hemos salido victoriosos de las batallas.
Hemos
aquí diciendo adiós con el corazón emocionado, lleno de remolinos que nos
aprietan el alma, con los ojos
brillantes de esperanza, con la mirada en nuevos horizontes, soñando con un
mañana mejor, deseando que el mundo se
llene de paz. Hemos aquí abrazándonos los unos a los otros, hermanos entre naciones y atentos ante los desafíos
que se nos vienen.
¡No!…
esto no es un final feliz o triste, es nuestra última hoja que nos invita
a escribirla y les aconsejo que lo
hagamos con la mejor disposición, está comprobado que cuando cierras los círculos
con el alma serena: la armonía, el amor,
la perseverancia serán parte de ese nuevo libro que espera estampemos nuestras
primeras líneas.
Los
invito a rescatar de este año que se nos va simplemente lo mejor, a aprender de
las lecciones que nos empujaron a dar un paso adelante, a contribuir con el
amor propio para poder entregar amor a los que nos rodean, los invito a
recordar a los nuestros sin lastimar al
corazón más bien a impregnarlo de la necesidad de saber que viven siempre junto a nosotros, los invito también a guardar
silencio para poder escuchar todas esas cosas a las que
no le dimos importancia, sin embargo están ahí esperando ser vistas y valoradas.
Y
por último los invito a luchar cada día por alcanzar la felicidad, dejando en
claro que la felicidad son pequeños trozos de dicha que sumados logran llenar
la despensa de los mejores momentos.
Existe un lugar que se
llama felicidad, ahí se encuentran los paisajes más hermosos, está
lleno de amor, comprensión, solidaridad y bondad, en él vivimos los mejores
momentos, aquellos en los cuales nos refugiamos cuando la vida nos recuerda que
la felicidad es pasajera y como todo lo bueno viene y va. Sin embargo ese lugar
jamás cierra sus puertas, no tiene fecha ni hora y siempre espera
que algún día volvamos a cruzar su umbral.
Existe otro lugar que se llama tristeza, sus paisajes son opacos pero no
pierden su belleza, ahí la vida nos recuerda que debemos aprovechar cada
momento porque tarde o temprano ella se apodera de nosotros, pero al contrario
de la felicidad, la tristeza nos acoge con sus lágrimas, con su nostalgia,
miedos e inseguridad y también nos abraza para consolarnos pero nos abre
la puerta para dejarnos marchar. Existe
también un lugar que verdea ante nuestros ojos y hace permanecer a
nuestro corazón con la ilusión de tener buenas noticias, ese lugar
se llama "Esperanza", aquella que nos mantiene expectantes y añorando
ver algún sueño hecho realidad.
El hada
azul cumple los sueños, así como pinocho dejó de ser de madera y se convirtió
en un niño de carne y hueso. Así es la
magia que está en los cuentos y en el mundo de las hadas azules, nos permite vivir y fantasear.
Sin embargo
la vida es más complicada que los cuentos, a veces los dolores, tristezas, fracasos
y pérdidas nos dan un golpe bajo, pero la gran escuela de la suma de
experiencias nos ha enseñado que eso no dura para siempre.
Imaginé un
hada desde mis 6 años, la pinté azul en
honor al mar, maquillé sus mejillas con el
azul del cielo y hasta en el
ocaso pintaba… bordeando el horizonte azul, entre esas olas bravas junto a mi isla
solitaria. Ah!! y
antes de caer la noche…, azul se teñían
mis ojos de aquella inefable melancolía que penetraba a mi alma.
Azul era
la mañana que me despertaba en la calidez de un verano y los reflejos de aquel cuadro maravilloso se veían en las
pozas que los vecinos dejaban al regar sus antejardines.
Azul era
la mirada que alimentaba la esperanza y de azul se tiñó la sangre de mis venas dejando
cada hoja de este libro manchada.
Azules las lágrimas y las emociones contenidas en un
gran baúl azul profundo, tan intenso que hasta el cielo estrellado en él se
bañaba.
Hasta las
flores azules para mí solamente posaban
y que decir de las mariposas que galas azules sacaban.
Azul!!
Azul!!... mi delirio que me permitió estirar las alas y azul hasta la dulzura
que de mis labios emanaban.
Y cree un hada
azul, para que nadie me lastimara, a ella le debo mi pluma, a ella le confieso
mi rabia y me envuelve en un abrazo azul donde cada noche mi corazón con ella se
calma.