Poesía, relatos, música, mar, fantasía, imágenes, galería de arte, paisajes, libros y vídeos.
Se puede tocar con las palabras lo que no se ve con los ojos, se puede besar con poesía los labios que yacen dormidos; se puede también por un instante infinito... "¡Cambiar el mundo¡".
El amanecer
tomó mis manos y me llevó por colores distintos, la brisa fría hacía temblar
mis labios desolados, más mis ojos ya venían desde antes acompañados. Te dejé guiar
mis pasos por los cerros de otros llanos, te dejé llevarme al mar y jugar con
la arena blanca, te dejé entrar en mis recodos deshabitados, exhausta de
estacionarme sin llegar a ningún lado. Mientras las horas iban avanzando por el
trayecto de nuestras vidas.
No
quisiste volver atrás, era demasiado tarde para abandonarme a la suerte de lo
que deparaba el día. Decidiste dejar a un lado tus sueños y sumarte a los míos,
arriesgarte a cruzar el umbral de mis letras y caminar junto a mí, sin hacer
pregunta alguna. Y las horas pasaban fugaces!!...fugaces… frente a nosotros, me
abrazabas como si al marchar jamás volvería a verte. Me despojaba de tu pecho
cada vez que una gaviota se robaba mi atención, y en cada nube que contemplamos
navegamos mar adentro.
La tarde
caía, ¡quién hubiera pensado que llevábamos medio día tratando de despedirnos!,
mas el tema de conversación jamás se extinguía, pero los colores cambiaban con
el paso de las horas. Cambiaba también el sentir de la mañana a la tarde, hasta
el corazón se agitaba de otra manera. Nuestras miradas atentas buscaban romper
esa distancia de centímetros para suspirar ante el estallido de emociones, sabiendo
que al caer la noche el adiós era certero. Sin embargo el destino nos tenía un
mañana juntos preparado.
Una vez
más el paisaje es tan acogedor que invita a disfrutar el viaje. Estas nubes de mayo
aún permanecen tibias. El clima es perfecto para deambular por el túnel del
sentimiento. Los cerros hacen reverencia al cielo y como si la mano de Dios se
posara en mis ojos, siento relucir mis luceros ilusionados.
No sé qué encontraré en tierras lejanas, mas si sé
que mi puerto siempre me espera y que desde esta pequeña distancia, al volver
lo encontraré dispuesto a darme ese abrazo de mar y de viento, tan necesarios
para mi alma.
He llegado al punto en que no le doy caldo de
cabeza a mis pensamientos, simplemente disfruto del momento, “simplemente
disfruto el camino”. Y no sé si será la edad o el tiempo de andar en la vida
que me tiene en una posición bastante neutra. Es que hace rato dejé de
preocuparme por lo que no se ha hecho, mejor dejar fluir y no andar con
exigencias.
Viajamos a través de los años y cambiamos. ¡Claro
que sí!, lo hacemos, y ha de ser que todo cambio es para mejor (ojalá siempre así
sea). Sin embargo siento que rejuvenezco entre esas canas de la experiencia.
Vuelvo a rescatar a la niña, vuelvo a jugar con mis cabellos, y vuelvo a
suspirar como una adolescente sólo al imaginar que podré volver a tenerte. Me
veo en los sueños de mis hijos y siento que retrocedo años de mi memoria
guardada. Los miró con orgullo y abrazo sus alas. Aunque en este viaje
interminable ellos tomarán otros rumbos. Siempre quedarán las raíces, siempre
habrá un lazo de sangre.
¡Ah!... bendito perfume de recuerdos que será mi
alimento para esos días de soledad, cuando la ausencia se cuelgue como cuadros
en las paredes de mi casa. Entonces evocaré esos viajes llenos de presencia y
me vestiré de amor infinito.
Autor: Vivian Ceori Derechos de Autor Reservados Santiago de Chile
Tiempos
de hojas secas en los rincones de mi mar, mientras voy abrigando las letras entre
mis cálidas manos que rozan mis memorias.
Ah!!...
como adoro volver a mis rincones, empaparme de mis sonidos, arroparme de mis
perfumes y respirar profundo con mis ojos cerrados escuchando ese bendito
silencio evocado. Silencio: creador, compañero y cómplice de mis
aventuras.
Re
aparezco entre mi tinta azul en pleno otoño, mientras voy regulando los latidos
de mi corazón después de tantos vaivenes y carreras contra el tiempo. Sujeto la
pluma acariciándola con mi puño y danzando en una hoja en blanco que terminará
manchada con las huellas del reencuentro.
Es
hermoso volver a casa, aun sabiendo que los viajes son necesarios. Se ama lo
que se extraña y se valora lo que ya se tiene. Pero siempre volveremos a
reincidir y abandonaremos nuestros rincones acogedores, <<es la Ley de la
vida>>. Es por eso que suelo profundizar
e inundarme de momentos, rescato
pequeñas cosas ordinarias, que hago extraordinarias, y jamás suelto el
sentimiento que me conecta hacia el puente de mis sueños. Puedo recorrer muchas
estaciones, pero siempre sé cuál es mi favorita. Es justamente esa claridad lo
que hace que mi camino siempre tenga una luz de esperanza titilando.
Me
encanta adentrarme en mi mundo, parece una burbuja invencible donde nadie puede
entrar a lastimarme, porque estoy tan ensimismada que nada hace que me vuelque
a mirar o escuchar el bullicio mal intencionado de lenguas contaminadas. Solamente
pongo oído a lo que merece mi atención, a aquello que considero realmente
importante.
Lo que
para algunos suele ser causa de frustración, para mí es una piedra más del
camino, ya sabemos que la vida tiene muchos desvíos para quedarse estancado
tratando de mover lo imposible. Buscad alternativas y encontraréis las soluciones.
La esperanza, y la mirada:
una espera cambios impaciente, aunque a veces se cansa. La otra no deja de ser
espejo del alma. Una se pinta de tonos azules, mientras algunos tratan de
derrumbarla, y la otra no deja de callar lo que las palabras no hablan. Una
mantiene esa luz de faro, la otra a veces se encoge pero luego se levanta.
Hay tormentas que convierten
en un abismo nuestras vidas,
dolores que nos mantienen a
la deriva, vaivenes que azotan
en las paredes del alma
arremolinando el sentimiento.
la impotencia se vuelve ola
agigantada y nada logra que
nos sintamos satisfechos con
el escenario que nos ha tocado.
Arrojar esa rabia y sacudir
las tristezas no es fácil, pasarán días, meses, y
quizás años para lograr el equilibrio,
para volver a sentir que se
calma nuestro mar interno.
Jamás perdamos el coraje, la
fuerza nace de adentro.
Jamás desechemos los recuerdos,
ellos nos mantienen vivos.
Jamás nos quedemos con el
grito atascado,
hay que alzar la voz para
ser escuchados.
Hay vientos huracanados que
nos sacuden el corazón,
Existen pequeñas manos que
nos abren nuevos mundos. Existen nuevos motivos que nos van anclando a un lugar
determinado. Existen seres que cambian para siempre nuestras vidas, y nos dan
un gran giro, desarmando el naipe que teníamos armado. Y no es que se derrumbe
parte de la construcción que ya habíamos edificado, es sólo que al plano de la
construcción del proyecto de nuestro futuro nos toca modificarlo. Podría ser un
inmenso problema mirado desde la inversión del tiempo que hemos empleado, decir
por ejemplo: <<¿pero es qué para allá iba’ , sin embargo hoy todo ha
cambiado>>.
Son justamente esos cambios
inesperados, los que nos recuerdan que en cualquier momento la vida nos hacer
virar el trayecto. Todo pasa por algo, cada giro nos lleva a otros lugares,
nueva gente que conocer, adaptarse a otro clima, trabajo…, tantas cosas que nos
van puliendo y a la vez enseñando, que no podemos ir en este viaje en una línea
recta. En algún momento, tenemos derecho
a desviarnos, ya sea por opción propia o porque algo nos lo está indicando.
Y así la escuela de la vida que
jamás nos cierra las puertas, ¡no importa la edad que tengamos!... nos va
entregando un certificado por cada experiencia adquirida. Nada es porque sí,
todo aunque parezca incomprensible, está bien fundamentado.
Existen pequeñas cosas que
nos hacen más humanos y grandes momentos
que nos vuelven pequeños. Porque en la inmensidad que abarca, el sentirse en
medio de una construcción sólida, basta un pequeño soplo y todo queda desarmado.
Sin embargo, tenemos la ventaja de tener una buena base, y ser arquitectos de
nuestra propia historia.
Por esas
calles románticas y nostálgicas camino, mientras mis cabellos juegan con el
viento, mientras las hojas de a poco van cambiando sus colores y el cielo a
ratos llovizna refrescando las ausencias. Parece que el gris invita a pintar
esa galería interna que todos llevamos dentro.
Mientras
pinto mi hoy, también te recuerdo, y hasta mis mejillas se van abrigando con
ese beso invisible, pero cálido. ES increíble como el poder del pensamiento
trae hasta mí el perfume de tu cuerpo, y
evita que me derrumbe cuando te busco en nuestras andanzas y no estás, pero vas conmigo.
Es por
eso que me detengo a rememorar ese ayer
que nos llenó de ilusiones y esbozo una sonrisa ensoñada, sin contar los días
para que no se haga eterno, y sin poner fecha del encuentro, para que todo sea
un fluir de sensaciones que ambos
acumulamos para cuando nuestras estaciones se crucen y para cuando la
noche le permita al día tomar su mano y hacer de este cuento, algo real y tangible.
Por esas
ilusiones que nos mantienen soñando despiertos y por esos sueños que nos hacen
caminar ilusionados.
“Ceori”
Mis nubes
dibujan tu rostro, mientras se van deshojando las flores de mi verano.